martes, 1 de septiembre de 2009

Nono ahorrativo


Cuentan que cuentan, que en el campo donde vivían mis abuelos, el “vecino rico” poseía una “radio capilla” que prendía al atardecer para escuchar una radionovela de terror cuyo libretista era (ni más ni menos que…) Narciso Ibáñez Menta (1912-2004); a la gala acudían unos pocos selectos que se sentaban reclinados frente al modernísimo aparato y compartiendo una botella de grapa, que pasaban de mano en mano y que seguramente habría destilado artesanalmente alguno de ellos, escuchaban sin hacer ruido el desarrollo de los acontecimientos. Recordaba mi abuelo cómo aparecían gestos de disgusto cuando algún perro callejero (o debería escribir campero) ladraba a la luna en medio de la reunión provocando la pérdida de alguna frase. En mi imaginación aparecieron las primeras figuras sombrías, mis primeros cucos, fruto de tales relatos. Un día, cuando ya había llegado a perder el miedo al cuco para hacerme de miedos a cosas más reales y cotidianas, le pregunté a mi abuelo: “Nono… porqué no subían el volumen de la radio para no perderse ninguna frase de las novelas?” El Nono sin dejar un momento que pudiera sembrar dudas me contesto:”No querido… la radio cuanto más fuerte, más electricidad gasta”.

Nos visitan desde

Nos visitan desde