Hay un barrio querido amigo (y disculpa que te moleste
a estas horas de la noche para contarte cosas que ya sabes), hay un barrio que
tiene una esquina aquí, otra por tu nueva casa y otra esquina mucho más al sur.
El mundo a
veces es tan chico... En ese barrio nos movemos nosotros y nuestras pobres
almas cargadas de sueños, cariños y esperanzas, en ese barrio jugamos a la
pelota, vos, yo y todos los otros, en ese barrio, cuando nos juntamos...
"no le tenemos a la muerte"! En ese barrio no faltan las palabras que
no tenemos a la hora de despedirnos porque aunque teniéndolas todas, no
alcanzarían a completar la primer frase de augurios sin lágrimas. En ese barrio
vale barrer la vereda (esto suena a trabalenguas) a los 30, comer hamburguesas,
viajar para ver a un amigo, hacer un campamento, el rito del Kuemmerling,
levantar la decimotercer copa por los caminantes, buscar a Santelmo en el Palo
Mayor y charlar largo tiempo sobre lo pobre de la pesca o escuchar música.
Acababa de llegar de tu casa, sentía todavía el calor
del abrazo y la "e" del "hasta luego y suerteee!" resonando
aun en mis oídos. Es cierto, no podía dormir, los ojos se empecinaban en una
humedad que nacía en la garganta y pensaba en el barrio... en la bóveda de ese
azul profundo del cielo cuando yo era chico y no había luz de neón, en el carro
del lechero y la admiración de todos cuando hacía el reparto, en la planta de
nísperos y en las historias del "Viejo Franco"(Que Dios lo tenga en la Gloria !). Entonces es
cuando se me confunden las historias y me encuentro contando... eins, zwei,
drei... apoyado contra un paraíso y te veo salir de un escondite detrás del un
árbol en una plaza lejana, corriendo, tratando de llegar.
- Salgan... salgan... libré para todos! (Gritabas y
bailabas como si fuese el primer amanecer del
mundo) Salgan que tiene que contar otra vez! Salgan...
Algunos salieron rápido, eran los que estaban cerca o
muy mal escondidos o los que creyeron que podían corregir algo; Otros salieron
con desgano, los que aun mal escondidos sentían pereza y no querían mudarse ni
aun frente a las promesas de nuevas oportunidades; Otros, en cambio, nunca
salieron, esos fueron los que prefirieron quedarse a llorar solos, escondidos,
en silencio. Entendiendo que lamentablemente estas calles no son iguales para
todos! Yo los miré y me miro reconocíendome en diferentes oportunidades, en
diferentes calles y en diferentes juegos y descubrí que a veces sólo nos toca
contar.
Disculpa que te moleste a estas horas de la noche para
contarte cosas que ya sabes, pero es que no podía dormir y me vinieron ganas de
desearte buen día... de desearme un buen día o buenas noches... El mundo, a
veces es tan chico... Ah!
Néstor Melano (C) 2015