jueves, 11 de septiembre de 2008

El límite del universo


En realidad me cuesta creer que se trate de una cuestión humana, dudo seriamente de la existencia del mundo antes de las diez a.m.! Cuando suena el despertador, sin abrir los ojos, asomo lentamente un dedo por entre las sabanas hacia el espacio en busca de algún vestigio de la creación. Temo cuando realizo estas mentales exploraciones cósmicas, por que sé que caigo en la inevitable trampa de agrandar lo creado con cada paso que doy sobre la nada, entonces pienso en cómo saltar la frontera de cuarenta y cinco mil millones de años luz sin salir de mi cama, sin extender un milímetro más de lo necesario mi ya helado dedo. Por que reconozcamos que en agosto, a las 6 de la mañana, además de inhumano es frío, muy frío por estas pampas! Esto de levantarse temprano sin duda tiene que haber sido invento de un Contador Público o de un Economista, no me caben dudas, sólo de alguien sin corazón, alguien que te informa sobre la quiebra indefectible de tu empresa o de inconmensurables ganancias con la misma cara de póker pudo legarnos el invento catastrófico del reloj, esa caja cuyos engranajes trituran nuestros días y nos corroen imparables entre brillos de rubíes pulidos por sabe Dios quién diablos. Mi dedo regresa al calor de la cama disfrutando de su primer victoria, No! No ha palpado nada! (¿O aquí debería decir dedeado? Bueno no importa.) El mundo aún no existe, la creación es todavía un acto en potencia de mi voluntad no cumplida. Debo mantenerme en el esfuerzo y no abrir los ojos, impedir que mis oídos reciban algún murmullo que a mis narices llegue alguna fragancia que denuncien tostadas, café con leche, jugo de naranja recién exprimidas, dulce de tomate o cualquier otra porquería con las que nos tientan para cometer ese pecado de la invención matutina. Claramente la noche fue pensada por Dios como su aliada, por eso durante ella se puede contemplar la mayor parte de su creación, qué es el Sol contra la infinitud de estrellas de la vía láctea? Que es ese pálido celeste del cielo durante las primeras horas contra el intenso azul petróleo de media noche? Vamos no sea macachón! La mañana es una basura, irritante luz amarillenta cayendo por entre las nubes o entre las ramas de aquel abeto desde un molesto circulo petulante que no permite que uno lo observe libremente! Escarcha abigarrada en cualquier charquito de la vereda lista para dar su zarpazo a cualquier desprevenido transeúnte, para que este zacate!, plaz!, caiga con toda su dolida humanidad contra el mundo! Y? Y que tiene ahora para decir a favor de la mañana? Eh? Vamos! Ah! Claro se queda callado... ja! La mañana trajo el pecado al mundo, después de la primera de ellas el hombre corrió al manzano tentado por la mujer, tentada por la serpiente, tentándola con una, a la vista, apetitosa fruta. Que distinto hubiera sido de mantenerse la noche, la mujer hubiera estado durmiendo plácidamente, seguramente después de haberse escusado con Adan por algún repentino dolor de cabeza, la fruta no se hubiera visto tan apetitos, sólo una pequeña bola negra de pendiendo de una aún más negra fronda de un más negro árbol. Además… de noche, la mayoría de las serpientes descansan. ¡Minga de pecado original!, estaríamos en el paraíso, no tendríamos necesidad de ir a trabajar y mucho menor de levantarnos a las seis…
El frío del bronce del picaporte de la puerta de la oficina hizo tremolar mi mano.

- Buenos días… (La voz todavía me salía lastimando la garganta)
- ..nos .. ías (Llegó desde alguno de los escritorios)

- Má sí… mañana van a ver… agarro y falto!

Les grité desde el umbral de la puerta, pero nadie me contestó, creo que todos estaban medio dormidos.

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Néstor Melano
2008 (c)

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